En un lugar abandonado por la vida

martes, 11 de mayo de 2010

Viajando por el noreste del país, llegando al increíble desierto que se cierne en esta pequeña isla, nos encontramos en Montecristi, un pueblo famoso por el Morro, sus salinas y un reloj de arena ubicado justo en el centro del parque principal.

Claro que además de sus atractivos turísticos, el agobiante calor, la incesante sequía, y el movimiento de personas provocado únicamente por una intensa campaña política en ver cuál de los partidos logra llevarse el favor de la gente, existe algo mucho más interesante.

Una pequeña Fundación, que surge bajo la voluntad de una señora que tras un grave accidente en Queens, New York donde residía se estableció en en el 2003 en este pequeño punto olvidado por el mundo, lugar de origen de su esposo, y con los recursos de su indemnización aporta un pequeño grano de arena al desarrollo de esta tierra.

Fundación Madre Teresa inicia con un amplio operativo médico asistencial, a través de consultas médicas generales, odontológicas y distribución de medicamentos atendiendo a 1,236 personas.

La misma mantiene una intensa labor social en beneficio de enfermos, ancianos, madres solteras, discapacitados y jóvenes de esta y otras zonas del país. Con aproximadamente 20 empleados/voluntarios, equipos modernos , el subsidio del gobierno, apoyo de Salud Pública, y contacto directo con el Hospital Regional Universitario Cabral y Báez de Santiago, colaboración de la Fundación Orden de Malta y en coordinación con el Plan Social de la Presidencia "Madre Teresa" ha ayudado desde su creación a miles de montecristeños con necesidades médicas, alimenticias y de educación.

Sin embargo, el esfuerzo de su creadora y la ayuda de su esposo, han estado quedándose solos por la falta de compromiso de un gobierno que se concentra en invertir millones de pesos en campañas políticas, dejando que otros hagan su trabajo.

Actualmente la ausencia de un doctor con capacidad para atender a los pacientes que llegan limita la ayuda que con pasión y empeño estas personas entregan a su pueblo. Los equipos los tienen, los recursos, aunque limitados, se consiguen, los voluntarios están, los doctores...hacen falta.

Aún así estas personas, sin ningún interés económico dado que no reciben nada a cambio, siguen en la ardua lucha de combatir esas necesidades que tanto afectan a su comunidad y que con sensibilidad y buena voluntad han decidido combatir con sus propios recursos.

Es por ello que dentro de todo, Montecristi tiene mucho que ofrecer, sólo hay que abrir los ojos para darse cuenta y aprovecharlo. Esperamos que los intereses particulares de quienes tienen el poder de hacer no irrumpan en su deber, aunque la idea suene utópica y hasta irreal.

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