¿Por qué atrevernos?

sábado, 24 de septiembre de 2011

Al principio pensé en hacer de esto una simple actualización de estado en mis cuentas de redes sociales, Twitter y Facebook...pero hace mucho tiempo ya que no actualizaba mis notas y blog, y realmente todo lo que me viene a la cabeza no daría ni para 10 actualizaciones de estado seguidas.

Me llegó la pregunta de repente, así sin esperarla pero a raíz de un profundo análisis... ¿por qué nos atrevemos? Y aquí es donde usted mí estimado lector se preguntará, ¿atrevernos a qué?

Bueno, yo diría que porqué atrevernos a vivir, a soñar, a viajar, a querer conocer, a amar... por qué nos atrevemos a desear ir tan lejos dónde los ojos de nuestros padres no puedan alcanzarnos, el abrazo de nuestros amigos no pueda llegar, allá a una distancia tal donde mantener una relación sea casi imposible. Quién fue el que se invento eso de que para poder superarse en la vida hay que estudiar más allá de los limites de tu frontera, a quién se le ocurrió aquello de que la vida en el exterior (cualquier exterior a su país natal) es mucho mejor ya sea económicamente, profesionalmente, académicamente...

A veces culpo a la globalización, y es aquí donde se aplica la frase común aquella, de que el que es ignorante vive eternamente feliz. Un campesino de una loma que nunca haya tenido que vivir fuera de su campo, no podría vivir sin su porqueriza, su radio de pila, sus montañas, los gallos a las 5:00 am... a él no le hace falta ni la televisión, ni el internet, ni un carro, ni una gran casa, mucho menos la colección más basta de libros que pueda tan siquiera imaginarse. Que diferente es cuando el hijo de ese campesino ha tenido que salir 10 km a estudiar, luego 40 km...Luego 150...y a medida que crece y sigue estudiando, cada día más lejos de su hogar.

Y es aquí donde vuelvo a preguntar, ¿por qué se atreve? ¿Por qué las ansias de saber, de conocer, de ver otros mundos...de ir más allá de lo que su imaginación se lo permita? ¿Por qué dejar lo que tiene y lo que no tiene, por lo desconocido, dejar la seguridad por la inseguridad, lo que es suyo por lo que no lo es...?

A veces nosotros, los jóvenes de ahora, los de mañana y muy probablemente los de hace unos años atrás, tenemos sueños tan absurdos pero realizables, que en la mínima señal de realización nos olvidamos de todo...incluso de nuestra paz y lo arriesgamos todo por conseguirlo.

La gran mayoría que sale y se esfuerza al máximo consigue cosas que sólo en sueños se hubiera imaginado, viven experiencias que recordarán incluso en sus últimos instantes de vida en la vejez, conocen personas que guardarán siempre en su corazón, y corazones de los que nunca saldrán. Muchos se pierden en el camino, olvidan y cambian… bueno, todos cambian, aunque no todos olvidan.

¿Por qué atreverse? Porque hay tanto que aprender, tanto que vivir…porque existimos personas con un ADN jodido donde es necesaria la experiencia al aire libre, allá dónde tu hogar, tu familia y amigos no puedan estar, para regresar y compartir lo que has vivido, para extrañar y necesitar…

A veces me parece que el ser humano es un ser inconforme en todos los sentidos de la palabra, y quizás por eso nunca estará realmente feliz, o por lo menos su felicidad no dura más que algunos cuantos meses… pueden objetar si estoy equivocada, aunque muy probablemente lo esté.

Al final de cuentas no es tan malo, y como diría el viejo dicho por ahí, “quien no se arriesga, no gana”, yo diría…quien no se atreve no triunfa. Y sí, provoca mucho miedo, y es el temor tan grande a perder tantas cosas, ese sentido de sacrificio de todo aquello que realmente queremos por aquello que no conocemos…que son muchas las dudas que surgen. Es tan fácil para el que no tiene nada dejarlo todo, y tan difícil para el que lo tiene todo quedarse sin nada.

Pero confiaremos en que la vida es sabía y sabe mucho más que nosotros todo lo que hace y todo lo que le conviene a cada quien, que al atrevernos a volar podremos aterrizar, que al irnos siempre tendremos la opción de regresar, que al amar seremos amados sin importar nada más.

Vamos a atrevernos, ¿por qué no?



Foto: Dahiana J. Vásquez

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