Julio, la farra y la gripe

sábado, 29 de octubre de 2011

El día de ayer definitivamente fue un día de emociones. Estando tan lejos de casa como estoy, gracias a la tecnología he podido mantenerme al tanto de todo. Incluso enterándome de cosas que suceden mucho antes que muchos de mis amigos que están allá.


Ayer la noticia fue espeluznante, tanto que el pique que tengo no me ha dado salir esa parte emotiva que ante hechos así me hacen llorar. Cuando vi el primer estado: "Julio está desaparecido desde ayer", lo primero que pensé fue: "va, seguro salió tarde de algún sitio y se le olvidó avisar". Pero luego a medida que pasaba el tiempo y más comentarios llegaban, la preocupación se hizo eco, y en menos de dos horas las redes sociales lloraban ante la noticia peor dada que me ha tocado recibir.


Al principio no me lo creía, vamos, tenía como un año sin saber de él, pero sabía que era un buen muchacho, no era posible que aquella nota mal redactada en un medio web local fuera cierta...ni siquiera la imagen publicada donde se veía su cadaver me podía convencer de que se tratara de la misma persona que yo conocía desde hacía tanto ya. Pero era verdad, ya estaba confirmado.


Y entonces uno se pregunta, y porqué demonios suceden este tipo de cosas? Comienzas a buscar más información, alguna fuente confiable que logre sacarte las dudas, para simplemente encontrarte con un enorme error, uno de los miles de errores que se comenten por las instituciones y autoridades de mi amado pedazo de isla.


Las palabras "desconocido", "delincuente" me hacen pensar la siguiente frase luego de un exhaustivo análisis: "MIERDA!, QUE MALDITOS ANIMALES SON, LE CAEN A TIROS A UN DESCONOCIDO PORQUE NO SE DETUVO A MITAD DE LA NOCHE SIN SIQUIERA SABER DE QUIEN SE TRATABA!" y claro, luego de revisar el cadáver para notar que se equivocaron, tienen la cashasa de decir que hubo un intercambio de disparos, y así al menos no verse ante la sociedad como los estúpidos hijos de su madre que son tratando de justificar algo, que al final, ninguno de los que conocíamos a Julio o habíamos tratado con él, nos lo vamos a creer.


Con este gran pesar, pero feliz de que allá no se queden callados, con esas muestras de aprecio en las redes sociales, y ese movimiento que sé se va a armar de ahora en adelante, me fui un poco más tranquila de Farra. Despejando la mente con algunos compañeros del Master, estuvimos bebiendo parte de la noche, haciendo cuentos y jugando al Señor del 3, y yo siempre con mi coca cola. A la 1, ya estaba de regreso a casa. No estaba de animos suficientes para dejarme llevar por la Barca y durar hasta las 6 en la calle. Claro que aquí hasta el momento no he sentido tanta inseguridad como se ha de sentir en mi propio país.


Con la gripe al tope, la nariz moqueando, y una tos que de vez en cuando hace acto de presencia, estuve toda la noche en FB viendo los cientos de mensajes de compañeros de la universidad en alusión a lo que le ocurrió a Julio. Cada vez que publicaban una foto o un mensaje los ojos se me aguaban.


Es una lastima y una pena que personas así tengan un final tan nefasto. Pero algo que he aprendido aquí es que hechos así a veces tienen que ocurrir, para que los demás estemos motivados a actuar. Al principio juzgaba a aquel energumeno que publicó esa imagen tan horrible de ese cadaver, pero recorde algo que Enrique Meneses había dicho en su conferencia el día anterior: las imagenes como esas a veces son necesarias, no puedes tapar el sol con un dedo, ni querer transformar la realidad. Es una pena que el ser humano deba sufrir de esa manera para poder actuar.


Por su lado Julio está en un mejor lugar, incluso si eres creyente o no. Su historia será contada por muchos, y lo que le ha ocurrido será el detonador de un cambio. Está en nosotros, quienes quedamos aquí saber luchar para que su injusta muerte no sea en vano.


En paz descanse este joven que tanto dio a sus amigos, a su familia y a la comunidad. En su nombre está escrita esta parte de mi diario desde Bilbao.

0 comentarios: