El. Escritor, Premio Cortometraje Feria del Libro 2008

Bitácora de una escritora:

Miércoles 30 de Abril

- Eran las 5:35 de la tarde, caminaba junto a mis primas por la Feria del Libro, entre el sofocante calor y la multitud aglomerada. Habíamos salido del puesto en donde le tocaba trabajar a mi tía. Tenía que llegar temprano a la Videoteca Jean Luis Jorge para ver los cortos. Joan había dicho que los encargados no habían llamado, así que dábamos por hecho que por esta vez, habíamos perdido.

Sin embargo, tenía una misión que cumplir (más impuesta por mis deseos, que por cualquier otro motivo externo), debía llegar a ver aquel producto expuesto en una sala de cine y confrontar las fallas frente a otros tantos que pudieran haber sido mejores.

Llegamos a tiempo, todavía no eran las 6:00 (hora pautada para la entrega) y aun pasaban el video de lo que parecía ser un documental de los deportados de España a Nigeria (algo un tanto dramático). Finalmente sólo faltaban 5 minutos. Termina el video, las luces de la sala se encienden, y el lugar en el que antes sólo estaban algunas 10 personas, se ve precipitosamente abarrotado por ambas puertas. El motivo, era la hora de la entrega del premio.

La espera era eterna. Se inicia una típica charla adolescente entre mis primas y yo. A los diez minutos pasados de las 6, comencé a desesperar. Tome algunas notas en mi libreta de viaje para controlar las ansias. De repente, preparan el video, reconozco la imagen: un sofá verde, y una mesa de madera con la cubierta de vidrio... ¡Es una escena de El Escritor!

Me desilusione, de seguro han de empezar a pasar los videos de los que han perdido y al final dirán quien ha sido el galardonado, me digo a mi misma.

Finalmente, son las 6:20. Dos hombres, un señor de mediana edad un poco formal y otro mas joven en jean y t-shirt, se pusieron de pie y se dirigieron a la audiencia. Se hace el silencio.

El hombre de mayor edad llevaba un sobre, ¿cuándo se terminaría aquello? Me pregunte. Una de mis primas estaba desesperada, tenía la necesidad de seguir caminando por la feria y aquello parecía una verdadera perdida de tiempo, en ese momento creí lo mismo. Aun así insista en no podía irme, tenía que quedarme pasara lo que pasara.

El mas joven da las palabras de agradecimiento, y explica las bases del concurso. Una vez dichas estas palabras (que me parecieron conformaban un largo y extenso canto de nunca acabar) abren el sobre. El hombre de mayor edad empieza a leer de cuyas palabras solo puedo recordar: “El jurado ha tomado la decisión de otorgar un único premio, Gran Premio Feria del Libro, Premio Jean Luis Jorge en un único premio (si, ya sé que se repite) Premio Francisco Palúa al cortometraje "El Escritor" del director "Joan Espino", con el galardón "Premio de Cortometraje Feria del Libro". Inmediatamente surgieron aplausos, y mis primas no hacían más que mirarme y asombrarse conmigo sobre lo que acabamos de escuchar.

O bueno, eso creí ver yo, pues automáticamente caí en un estado de shock en el que no estaba conciente de mí misma. Muchas cosas pasaron por mi mente en ese instante, veía a mis primas a la cara, ellas me sonreían entusiasmadas, yo seguía con la boca abierta...

No fue sino hasta que pasaron el corto ganador (¡nuestro corto!) que desperté. Ver el trabajo expuesto, escuchar el sonido (el cual a mi parecer estaba nítido) y finalmente admirar en los créditos el nombre de mis compañeros (y claro, el mío propio) me hizo esbozar una sonrisa de oreja a oreja. Quería llamar a Joan al instante, pero temía que todo lo que había escuchado fuera un sueño o peor aun, una realidad transformada. No fue sino hasta que terminaron de pasar el corto (donde toda la concurrencia aplaudió) que me digne a marcar el número celular de aquel personaje:

"Escucha esto- colocando el celular al aire para que escuchara la música que tanto le había gustado- ¿reconoces ese sonido?- pregunté. Creo que si, ¿por qué?- me dijo un poco entusiasmado. Es el sonido del corto ganador- dije con una gran sonrisa..." Luego dure 10 minutos explicándole lo que había pasado, porque todavía no me creía...

Los detalles de lo que ocurrió más tarde, me los guardo entre letras y tinta en una vieja libreta de viaje. Por ahora, sólo nos queda disfrutar de este triunfo y esperar que sea el primero (en mi caso) de muchos otros que estén por venir.

Mil gracias al equipo que trabajó durante esos días conmigo: Joan, Elaine, Arismendy, Guillermo, Johanna (que me entere después), Javier (a quien aun hoy no conozco) y Frank. Fue un poco de cada uno de nosotros lo que da como resultado el que hayamos ganado.

A veces, no hace falta ser millonario para alcanzar el éxito, solo tener un poco de ingenio y creatividad. Y claro, contar con un par de amigos que apoyen tus locuras.