Las oficinas públicas

martes, 29 de diciembre de 2009

Hoy me levante temprano, aún medio dormida y luego de haber dejado sonar la alarma durante más de 15 minutos, me dirigí al baño para el aseo diario e iniciar el día.

Debía dirigirme al "guacalito" para solicitar la renovación de mi pasaporte, y como es de esperarse fue toda una odisea. Las oficinas están supuestas a abrir a las 8 de la mañana, aunque ya había personas desde las 7:30. Pero claro el dominicano no conoce el termino de puntualidad, así que luego de abrir las puertas a las 8:10 las personas que tenía cosas que hacer tuvieron que armarse de paciencia y sentarse a ver como los encargados paseaban con tasas de café en mano y se escuchaban murmullos como si acabaran de desayunar.

20 minutos más tarde una señora salió para verificar que todos los papeles estuvieran en orden para las diversas solicitudes que se llevarían a cabo, sin embargo simplemente fue un bulto, puesto que 10 minutos más tarde abre el puesto de "Información" donde una otra mujer recibe a los solicitantes, revisa los papeles y los envía a otro puesto donde deben firmar y poner sus huellas digitales.

Luego de pasar la fila parece ser todo muy simple, claro está, al menos que seas un hombre de edad media proveniente de Cotuí quien está solicitando la renovación para sus hijos en emergencia y le digan que luego de haber esperado más de una hora está en el lugar equivocado simplemente porque ahí no se realiza a tiempo su solitud. O como fue un caso personal, el cual a pesar de haber llamado dos veces para confirmar cuáles debían ser los papeles a llevar a la hora de la verdad resulta que no eran los papeles correctos, por una mala información de quien atendió la llamada.

Luego de 40 minutos más perdidos, tiempo que llevo regresar a casa y buscar los papeles correctos (que por suerte sí tenía), finalmente pasamos al siguiente paso (firmar y dejar las huellas digitales) para finalmente regresar a casa con una hoja y la fecha en que debe ser recogido el documento.

Mal flujo de la información, incompetencia por parte de los encargados y pésima organización son algunas de las cualidades poco valoradas que caracterizan los servicios de las oficinas públicas del Estado de este pedazo de isla considerado nación.

Alguien una vez dijo que un país se define por la organización sus oficinas públicas o estamentos estatales, lo cual explicaría la razón del porqué esta pequeña tierra se encuentra en un atraso civilizado, donde los servicios públicos y estamentos legales en vez de contribuir a una acción eficaz para sus ciudadanos, es una odisea que lleva a la falsificación e ilegalidades de documentos, simplemente para evitar el martirio de tener que gastar tiempo y dinero en cuestiones que por el sencillo hecho de ser nacionales deberían ser otorgados sin mayores percances.

Claro que pedir un cambio sería demasiado útopico, pero con cada grano de arena que se aporte, ya sea en quejas o acciones, considero que deberá ser tomado en cuenta para futuras generaciones, ¿no es así como empieza a cambiar el mundo, cuando nuestras perspectivas individuales cambian?

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