Hace exactamente siete meses viví lo que cualquier estudiante de termino a punto de entregar su trabajo final para optar por un título suele vivir: la semana del infierno, o mejor conocida por mis compañeros de carrera como: noches de paranoia.
Son los últimos días antes de la entrega final de un proyecto o tesis final. Donde las horas de sueño se acumulan estrepitosamente, la comida se escasea, no existe tiempo ni para cerrar los ojos por quince minutos, la presión se vuelve locura, y apenas nos acordamos de que hay que tomar un baño y cambiarnos de ropa.
Lo mejor de todo es cuando el esfuerzo extra ejercido a veces no implica el producto deseado. Enemigos de los amigos, de la familia, pero sobre todo de los asesores, profesores o encargados.
Los últimos días del “deadline” son la clave de si se puede o no se puede. Y lo interesante es que sin importar el esfuerzo todo depende de la decisión de un jurado con años de experiencia, que sólo debe sentarse unas horas a analizar tu trabajo y decidir si eres merecedor de “X” nota.
Sin embargo, a pesar del estrés, los nervios y la presión, y que muchas veces a mitad del camino desistimos y sólo se espera poder pasar la “jodia materia”, la satisfacción que se siente al ver TU proyecto o tesis terminado y funcional, que por TU trabajo y esfuerzo finalmente alcanzas una meta propuesta desde hace cuatro, cinco, seis o más años, dónde todo el tiempo de estudio, de chercha, de trabajo se resumen en unos pocos segundos.
Como en los partidos de futbol, luego de 90 minutos de juego, corriendo de un lado al otro, muchas veces sin un solo gol, los últimos segundos pueden hacer la diferencia, de pasar o no. Así que sin importar que tan duros sean estos últimos días, no dejes de hacer tu último esfuerzo hasta el final del partido.
Foto tomada de: Ojodigital.com
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