Recuento

viernes, 13 de junio de 2008


Suele suceder que duramos semanas sin absolutamente nada que decir. Los dias pasan lentos, las horas son eternas, y el aburrimiento de cada segundo nos agobia hasta más no poder. Sin embargo, están esas semanas agitadas, donde suceden tantas cosas a la vez que a penas tienes tiempo para recapacitar sobre ellas.

En tan solo una semana se puede llegar a salvar la vida de un niño moribundo, publicar un artículo de trabajo, pasar tiempo con tu pareja, sentarse a hablar de la vida con una amiga, ir a una actividad innovadora, hacer las tareas a tiempo, pasar un dificil examen, elaborar ideas para un futuro, consolar a alguien, felicitar a alguien, sentarse a admirar el atardecer, criticar el sistema, entre un sin fíin de cosas más que a cualquiera en una semana "agitada" podría ocurrirle.

Lo bueno de pasar tiempos dificiles es saber que después de ellos estarán los buenos tiempos. Es incluso hasta un poco divertido sentarse y hacer un recuento de las cosas que ocurren. Tanto de las buenas como de las no tan buenas.

Y es definitivamente más gracioso aun notar como luego de una semana sin eventos fuera de lo común, de repente no encuentras que hacer con tu tiempo de tantas cosas inesperadas (y agradables) que ocurren a cada instante.

La temporada es calurosa, con algunas presipitaciones pero con grandes oleadas de sol. Cuando el clima amenaza con ser inesperado, así mismo son los sucesos de nuestra vida. Por lo tanto sólo falta tener el traje de baño y la sombrilla a mano para cada cambio. Es la única forma de enfrentarnos a ello y poder sentarnos luego a admirar lo vivido.

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