Sin tiempo

Hay veces en la vida, en que llegamos a un extremo tal de tantas cosas por hacer, que nos quedamos sin siquiera un segundo para respirar.

Hay veces, en que por más que intentamos alargar las horas, los minutos para evitar que algo termine o llegue, simplemente no podemos.

Hay veces, en que a pesar de que nuestro reloj no marque la hora precisa o simplemente se hayan detenido sus manecillas, el tiempo sigue su curso normal.

Hay veces, en a penas podemos mirar a alguien a los ojos, y expresarles cuanto los queremos.

Hay veces, en que las actividades continuas se hacen cada vez más pesadas de sobrellevar y nos olvidamos de vivir.

Hay veces, que simplemente nos quedamos Sin tiempo para existir.

A veces, el tiempo no está más lento o rápido. Sencillamente nosotros, tenemos muchas o pocas ocupaciones.

Quizás, solo es cuestión de tener un orden un poco desordenado para darle cabida tanto a las labores profesionales, educativas o de otra índole, como a la diversión, el descanso, la familia o las amistades.

Pero sobretodo, darle cabida a uno mismo; de ser y expresar, de hacer y sobrellevar; de sentir y pensar.