Adios a mi viejo vaquero

miércoles, 29 de julio de 2009

Breve, pero conciso...sin mucho que llorar, sin mucho que decir. Le dedico este post a la memoria de mi viejo vaquero.

El más querido, el más cariñoso, de esos abuelitos que se quedan en el alma, de aquellos que lo dan todo. Hoy se guarda en la tierra el cuerpo de un hombre que sigue vivo, en otro espacio, en otra realidad, pero aún así sigue vivo.

Porque aquí lo lloran, pero el allá sonríe. Como siempre lo hizo, aún enfermo. Son muchos los recuerdos, las memorias, los detalles cosas que a pesar de la madurez no se olvidan, o simplemente son más difíciles de borrar.

Le digo adiós a mi viejo vaquero, sintiendo su pérdida como algo mío, sintiendo el duelo de una larga despedida. Pero consiente, o quizás más con fe que con la razón, de que está allá con sus hermanos, sus padres, sus hijos en el reencuentro que nosotros aquí esperamos y sin embargo tanto tememos.


Adiós a mi viejo vaquero, ahora sí descansa en paz, aunque nosotros aquí te lloremos por no volver a verte más.


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