
Dado el gran significado que ha tenido para mí esta entrevista, me doy el lujo de hacerle un espacio en "La vida como la veo".
Al escuchar el nombre de Ramón Arturo Reyes, quizás muchos no lleguen a identificar a “Cucharimba”, quien con sus trucos, sus chistes y gran humildad alegra el Estadio Cibao todas las temporadas de béisbol.
“Cucharimba”, es un mago que, con “el periódico”, “el bombillo” y “la baraja” ha asombrado a quienes han podido disfrutar de sus actos, tanto en espectáculos, como durante los partidos de béisbol en el estadio Cibao.
Este pintoresco personaje, se gana el sustento de la familia entreteniendo al público asistente a los partidos de pelota, en restaurantes y “car wash”, animando fiestas de cumpleaños, y como reparador de muebles, actividad que desliga de la ebanistería porque según afirma, “el ebanista diseña los muebles, yo sólo reparo lo hecho”.
Humilde y alegre, “Cuchara” o “Cucharimba” como es conocido, siguió el legado de su padre, quien bailaba durante los partidos en el estadio.
Tras su muerte, Ramón Arturo tomó su lugar. Más tarde, según cuenta, al entrar las bailarinas al espectáculo de los juegos tuvo que empezar a dedicarse a otras actividades, y gracias a un libro que le regalaron, se interesó en los trucos de magia, los cuales ha perfeccionado a base de estudio y práctica. “Iba a las escuelas, y le hacía trucos a los niños y niñas, entonces ellos me daban cheles cuando terminaba”, comenta acerca de sus inicios.
“Cuando las Águilas están ganando hay más ánimo, puedo conseguir más, pero cuando están perdiendo la picadera baja, porque nadie quiere perder”, explica. Y agrega que “aún así se sigue el esfuerzo; a veces me siento en para ver cómo va el juego, si van a avanzar una carrera, para entonces seguir animando”.
Cucharimba, además de reparar muebles en su casa, se transporta en su motor para llegar hasta donde las personas lo solicitan, porque como dice, “yo no voy a donde no me llaman, para no molestar”.
Considerado un “personaje” de Santiago, las personas le han tomado gran cariño, hecho que se demuestra cuando se acercan a él y le sonríen honestamente, lo cual lo hace sentirse muy bien y dichoso, puesto que el cariño de la gente lo anima.
“Las personas dicen que lo que hago son trucos; si otros lo hacen es magia, yo digo que son ilusiones ópticas, lo que yo hago son habilidades con las manos y les hago ver lo que no es”, explica este señor de 64 años que ya tiene tres hijos profesionales, los cuales ha logrado mantener a base de su esfuerzo, puesto que para él su familia ha sido motivo de inspiración para dejar el alcohol y trabajar.
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