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miércoles, 6 de abril de 2011

Saludos,


La presente es para expresar desde lo más profundo de mi ser, todo el descontento que me provoca el sistema gubernamental de mi país, la República Dominicana. Es increíble que para poder obtener información acerca de cualquier asunto de interés sea prácticamente imposible poder comunicarse con alguien en dichas oficinas.


En los últimos meses, el pueblo ha estado luchando por un dichoso 4% del presupuesto para la educación, y tiene sus razones para exigir dicho porcentaje, dado que nos colocamos en uno de los últimos lugares cuando a nivel educativo se refiere, y francamente, sin educación, ¿a dónde rayos espera la sociedad llegar?


Muchos juzgan el por qué los jóvenes dominicanos, quienes hemos tenido la oportunidad de asistir a escuelas, completar carreras universitarias o técnicas, y lograr obtener un poco más de conocimientos mediante los estudiosvemos como imperativo el poder desarrollarnos profesional y académicamente en un país extranjero. Aquí aclararé algunas razones:


- Las oportunidades para la población educativa, son mínimas... sí es cierto, el Estado otorga cientos de becas anuales a jóvenes para estudios de Grado y Postgrado, pero seamos sinceros, de 100 personas que aplican, sólo un 10% logra concebirlo, un número bastante reducido si me lo permite decir.

- Una vez realizas una carrera profesional en cualquier universidad, las oportunidades laborales son mínimas, al menos que tengas alguna cuña y si acaso logras llegar a algún puesto laboral en cualquier empresa sea grande o pequeña,trabajas como obrero para ganar como mendigo, como si los 4, 5 o hasta 6 años que inviertes dando páginas a la izquierda, comprando folletos y materiales gastables, amaneciendo y gastándote las pestañas no tuvieran algún valor mínimo a la hora de ejercer la profesión que has decidido.

- En mi país, lamentablemente la educación es para quienes pueden pagarla, véase una clase media casi en declive, y una clase alta que cada día se hace más rica. Esto nos da un muy reducido número de personas "educadas", aquellas que puedan decir: Buenas tardes, permiso, gracias, disculpe, a su orden, saludos, ¿en qué le puedo ayudar?,¿puede permitirme pasar? entre otras frases de cortesía.


El mejor ejemplo de lo grave de esta situación lo da el Ministerio de Educación Superior y Tecnología, cuando aún a pesar de llamar en horarios laborales, nunca...NUNCA, puedes comunicarte con NADIE. Siempre suena una grabadora y otra, y otra. O cuando al tomar un bus desde la región Norte para ir a depositar tus papeles (una lista explícita de documentos colocada en su página web) en la ciudad capital, te atienda una persona que no tiene el más mínimo sentido del servicio y la cortesía, y a parte de tratarte como si te estuviera haciendo un favor o si fueras la peor "escoria" del mundo, te hace devolverte por el camino por donde viniste sin siquiera poder otorgar una información lo suficientemente contundente que te pueda guiar en el camino hacia la superación académica.


Pero no es de extrañar, cuando los choferes de carros públicos conducen como animales, parándose en los lugares menos propicios para recoger pasajeros aún cuando los caminos están explicitamente señalados de dónde les toca hacer su parada, insultándose unos a otros, sin la más mínima consideración hacia otros conductores de la vía, que igual que todos, sólo quieren llegar a sus destinos.


Si todavía no puede creer o aceptar lo que digo, sólo fíjese en los comentarios de los asistentes a un concierto de una artista de nivel internacional, cuando unos se ponían de pie para no dejar ver a los demás, otros empezaban a lanzar botellas de plástica y latas con o sin líquido, y el resto se dedicaba a vociferar insolencias sin sentido. Yo no sé si esas cosas ocurren en otros países, especialmente en países latinoamericanos, pero ocurra o no en otros lugares, igual es vergüenza lo único que se puede sentir ante semejante prospecto de futuro.


En un país donde los que se esfuerzan por aprender, deben pasar la de Caín o huir por algo mejor, mientras el resto se sienta a rascarse la barriga y tomarse un vaso de cerveza, preocupados únicamente por si el pitcher está o no lanzando bien en su juego de beisbol.

Usted me disculpa la manera de expresarme, pero no es más que la consternación e impotencia que me da cuando una joven como yo (y somos muchos quienes estamos en esta situación) se siente acorralado en una hermosa isla, con un enorme potencial, pero sin la más mínima oportunidad de ser aprovechado, gracias a los ineptos que se hacen llamar funcionarios.


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